Está bien, es cierto. Es tu cuerpo y tú decides lo que haces con él, colocarte piercings en la nariz, en la lengua, en los pezones o incluso en los labios vaginales o clítoris, solo tú soportarás dicho dolor y sus consecuencias. Puedes igualmente tatuarte el ombligo, un brazo, el cuello y todo el cuerpo si lo deseas. Es tu cuerpo y haces con él lo que te de la gana, tú decides. Puedes vestirlo como quieras, con o sin bragas, con minifalda o pantalones, estilo hippie o moderno, con sombrero hortera o diadema, con gafas de sol o de vista, con lentillas de colores o con prótesis dental, como te dé la gana, puedes rasurarte el pubis o la cabeza, o dejarte crecer el pelo bajo los sobacos, a mi me importa un bledo lo que hagas. Fóllate a uno, a dos o móntate una bacanal con todo un batallón, fóllate a un perro o practica el DBSM sano seguro y consensuado, podrás estar tranquila, yo no te criticaré. Pero eso sí, asume tus actos como cualquier persona adulta.
Ya basta de discursos feministas absurdos cuando se trata de una vida que no te corresponde y que tienes la obligación de proteger hasta que pueda valerse por sí misma. Es tu cuerpo sí, pero no es tu vida. Dentro de tu cuerpo se está gestando una vida, una vida inocente que reclama a gritos su oportunidad y sus ganas de vivir, las mismas ganas de vivir y las mismas oportunidades que nuestros padres nos dieron a nosostros.
La frase «es mi cuerpo y yo decido» orientada a la decisión de una mujer para decidir si mata o deja vivir un bebé inocente me parece totalmente grotesca. Pero dejando la cuestión «vida» aparcada durante un momento, la frase «es mi cuerpo y yo decido» orientada hacia el hombre, hacia esa persona que colaboró al 50% a engendrar esa nueva vida me parece algo totalmente deleznable y fuera de lugar. Incluso veo indicios penales puesto que la opinión del padre no cuenta en ningún momento, quedando éste a merced de la decisión de la madre. Si ésta decide matar al bebé que lleva dentro «es su cuerpo y ella decide», sin contar para nada la opinión del padre. Pero si ésta se decide por la vida, la opinión de su «fecundador» tampoco cuenta, y tendrá que apechugar con la decisión de la madre y la ley caerá sobre él, obligándole a proporcionar una manutención y un cobijo a esa madre y a su hijo. Algo a todas luces injusto y que pone en desequilíbrio la figura del hombre en éste caso particular.
El feminismo no es mas que un arma creada para servir de escudo a la mujer incapaz, incapaz de ser como el resto de hombres y mujeres.
Pablo Sanchis Royo.