Extraido de Wikipedia.
Época prerromana
Recientemente se han encontrado restos arqueológicos de los siglos IV y III a.c. Estos restos son las referencias más antiguas de las que tenemos constancia y demuestran que ya antes de la fundación de la ciudad romana, en lo que hoy es la ciudad de Valencia y su huerta, ya existía actividad humana.
Los restos han aparecido en la zona de las calles Ruaya y Sagunto, lugar por donde posteriormente pasaría la Vía Augusta, de la que tenemos referencias, e incluso podemos observarla junto a la catedral de Valencia, en la Almoina.[1]
En las excavaciones se han encontrado restos que corresponden a una construcción hidráulica de planta rectangular, “quizás una balsa”, según la concejal Alcón, que ha aparecido repleta de cerámicas íberas y púnicas. También se ha localizado un pozo que contenía ánforas que podrían proceder de Ibiza, de Cádiz o del norte de África y una moneda cartaginesa de la época Bárquida.
Todo esto vendría a confirmar lo que los yacimientos iberos a lo largo y ancho de la geografía valenciana demuestran, y que no es discutido por ninguna fuente que, en lo que hoy conocemos como Comunidad Valenciana, el grueso de los pobladores eran iberos, así como el paso de los cartagineses, y seguramente comercio entre ambos.
Las últimas investigaciones demuestran que Valencia y su entorno, hoy incluido dentro del entorno urbano, formaban parte de una ruta comercial de cerámica de lujo. [2]
La zona de Valencia fue ocupada por las tribu edetanas (Liria), que se extendió hacia el norte de la peninsula.
[3]
Estos los últimos descubrimientos constatan que en el entorno de la ciudad ya existían asentamientos de estos pueblos.
Época Romana
En 138 adC fundación de la ciudad, como colonia romana, con el nombre de Valentia Edetanorum por la república romana , siendo cónsul romano Décimo Junio Bruto.
El historiador latino Tito Livio transcribe en una de sus obras el acta fundacional del enclave:
Anno Urbis conditae DCXVI Junius Brutus cónsul in Hispania ist, sub Viriatho militaverunt, agros et loppidum dedit, quod vocatum est Valentia.
Valentia fue fundada por 2000 colonos sobre una de las terrazas del Turia. Es una ciudad clásicamente romana en todas sus concepciones. Es un lugar estratégico cerca el mar, una isla fluvial por donde pasaba la Via Augusta, que comunicaba la actual Andalucia (Bética) y Roma. El núcleo principal estaa en el entorno de la actual Plaza de la Virgen y la catedral. Allí se encontraba el foro y el cruce de las dos calles principales (Cardo N-S y Decumanos E-O), ambos ejes siguen hoy en el trazado de la ciudad y serían las actuales calles c/Salvador-Almoina la primera y c/Caballeros la segunda.
En 75 adC la ciudad es parcialmente destruida durante la guerra entre Pompeyo y Sertorio. Por esta causa la ciudad quedó abandonada durante 50 años al menos.
La ciudad es reconstruida a finales del «reinado» de Augusto, si bien tardaría unos años en empezar un largo periodo de desarrollo caracterizado por el crecimiento urbano, entrada ya la época de «los Flavios», gracias a la inmigración de nuevos ciudadanos que vinieron a sumarse a los de la época de Augusto (este dato está ampliamente demostrado, Valentini veterani et veteres), y como no, a la construcción de grandes edificios públicos como el foro y el circo .
Las escavaciones de la Almoina han sacado a la luz parte de foro, la curia, el ángulo sudeste de la basílica, un macellum y un ninfeo. En otros lugares se han encontrado casas ricamente ornadas con mosaicos y murales.
Así mismo se realizan importantes infraestructuras como la construcción de un puerto fluvial junto a las actuales Torres de Serranos, el acueducto, distintas obras de distribución de agua, posibles santuarios periurbanos y varias necrópolis que circundaban las vías. En la zona de la calle del mar actual se han encontrado restos del circo, un grandioso edificio de 350 x 70 m.
Imagen de una cornucopia, con la que actualmente se suele identificar a la Valentia Edetanorum romana
Del mismo modo que en el resto del Imperio, Valentia atraviesa una etapa de crisis, la ciudad es destruida entre el 260 y el 270, y reconstruida rápidamente pero con un perimetro inferior, se avandonan algunas de sus infraestructuras. [4] [5]
Durante este siglo la ciudad mantuvo su categoria, mientras veía como otras urbes próximas Edeta y Saguntum (Liria y Sagunto), entraba en una profunda decadencia.
Se conforma en la ciudad la primera comunidad cristiana de la que se tiene constancia en torno a la memoria de San Vicente que es martirizado en la ciudad en el año 304.
El poeta latino Rufo Festo Avieno escribe su obra «Oda maritima», en la que cita una supuesta ciudad íbera pre-romana en la desembocadura del Turia llamada Tyris, lo que dará lugar a que popularmente se identifique al río como a la antigua urbe.
«…Y no lejos de la separación de este río, el río Tirio rodea la ciudadela de Tiris…»
Ora Maritima de Avieno
Las invasiones germánicas y el reino visigodo
La iglesia asume las riendas de la ciudad transformando los templos romanos en edificios de culto cristianos aprovechando el vacío de poder dejado por el imperio y coincidiendo con las primeras oleadas de pueblos germánicos, principalmente suevos, vándalos y alanos. Posteriormente, visigodos.
Se especula con la posibilidad de que en la ciudad se celebrara en 546 un congreso religioso, dato inseguro como el de que el rey Leovigildo desterrara en la ciudad a su hijo, el príncipe Hermenegildo. Valentia experimenta cierta recuperación debida a la instalación en ella de militares visigodos durante la invasión bizantina del sudeste peninsular (Provincia de Spania) en el año 554. Se fortifica el antiguo circo romano.
Tras la expulsión de los bizantinos en el 625 se inicia una nueva etapa de depresión en la ciudad de la que apenas existe documentación.
Época musulmana
Véase también: Historia de Al-Andalus
En el 711, se inicia la llegada de mulsumanes, repoblando esta ciudad, no existe una verdadera conquista bélica, ya que los nuevos pobladores se integran con los escasos habitantes de la ciudad, creándose un cierto aire de ciudad-estado con independencia.
Afirmando esta hipótesis, se produce un alzamiento en los años 778-779 contra Abd Al Ramán I, al intentar imponer su mandato a la fuerza, por lo que arrasa la ciudad.
Se restablece el poder a través de de su hijo Abd al-Allah arababizando el nombre de la ciudad como Balansiya y ejercitando un gobierno autónomo sobre el área de Valencia.
Construye un palacete ajardinado en las afueras de la ciudad, denominándolo la Russafa, jardines de la antigua Persia, siendo el origen del actual barrio del mismo nombre, .
Se cambia la lengua, las religión y las costumbres de los musulmanes adoptando el Islam. Se instala un perímetro de huerta en el actual barrio del Carmen y se transforma la antigua área episcopal visigoda para convertirla en un zoco vinvulado a la residencia del gobernador.
Tras la llegada musulmana en el 711, aportaron su lengua, religión y costumbres. Conviviendo con la de los habitantes originarios.
Con la llegada de los amiríes (descendientes de Almanzor) se crea el Reino Taifa de Balansiya.
Época de máximo esplendor de la ciudad, creándose sistemas de riego, cultivos y aumentando el comercio con la España cristiana.
En el 1011 Mubarak y Muzaffar iniciaron reformas y mejoras urbanísticas de la ciudad, este hecho contribuyó al aumento de la presión fiscal, lo que posteriormente provocó una revuelta popular, acabando así su mandato.
En el año 1021, fue nombrado Abd al-Aziz ben Abí Amir (nieto de Almanzor) y tenía 15 años. Durante los 40 años de su gobierno se vivió una de las épocas más tranquilas y prósperas. Creando grandes obras de ingeniería, así como creando la fortificación de la ciudad.
Entre 1087 y 1089 gobernada por el rey al-Qadir, es atacada por al-Mundir y el conde de Barcelona Ramón Berenguer II.
En julio de 1093 tras la muerte del rey taifa, El Cid establecido ya en Valencia como lugar de destierro, pone sitio a Valencia. asumiendo el mandato del reino. Rodrigo se alía con Pedro I de Aragón y con Ramón Berenguer III de Barcelona con el propósito de frenar conjuntamente el empuje almorávide.
El Cid murió en Valencia el 10 de julio de 1099. Doña Jimena consiguió defender la ciudad con la ayuda de su yerno Ramón Berenguer III de Barcelona.
En el año 1101, en el que el rey Alfonso VI de Castilla ordenó la evacuación de la ciudad y Valencia cayó en poder de los almorávides. Zayd Abu Zayd, llamado también Abú Zayd último gobernador almohade de Valencia. Gozando de total autonomía respecto al imperio almohade llegó a titularse Rey de Valencia.
En esta época data una copia del Corán, siendo esta copia hermana de otras seis en donde se detecta un estilo propio valenciano, no obstante la mayoría de la escritura fue posteriormente destruida por la inquisición. Esta copia nos demuestra que existía en la ciudad una escuela de traductores y copistas.
Zayán Ibn Mardanix también conocido como «Zahén» o Çaèn, fue el último rey musulmán de Valencia tras haber desalojado del cargo de gobernador al almohade Zayd Abu Zayd en 1229. llegando a un acuerdo de vasallaje con el rey Jaime I de Aragón, lo cual le facilitó la conquista del reino de Valencia.
La Reconquista
Uno de los primeros escudos para la ciudad de Valencia tras la conquista cristiana, una ciudad amurallada sobre las aguas del río.
Conquista de Valencia por Jaime I de Aragón en 1238. Se crea una nueva ley para el Reino, los fueros, els Furs que años después se hicieron extensivos al resto del Reino de Valencia y se realiza el repartimiento de las tierras como queda testimoniado en el Llibre del Repartiment.
1348 La peste negra y sucesivas epidemias diezman la población de la ciudad mientras estalla una revuelta ciudadana contra los excesos del rey, la guerra de la Unión.
En 1363 y 1364 la ciudad repele por dos veces el asalto de las tropas castellanas. Como premio, el Rey Pedro el Ceremonioso concede a la ciudad el título de «dos veces leal» que queda representado por las dos L que ostenta el escudo de la ciudad.
Si bien la convivencia entre cristianos, judíos y musulmanes que compartían la ciudad había sido conflictiva durante toda la edad media, no fue hasta 1391 cuando los cristianos asaltan el barrio judío, instalado en la actual calle del Mar, haciéndolos convertirse al cristianismo, aunque seguían practicando su religión en secreto y hasta 1456 cuando asaltan la morería, instalada junto al actual mercado de Mosen Sorell.
Tras la muerte sin descendientes de Martín el Humano se produce un conflicto dinástico entre las familias Centelles y Vilaragut que desemboca en el Compromiso de Caspe y la entronización de la familia Trastamara por la Corona de Aragón.
El renacimiento valenciano
Este es el siglo de mayor expansión y crecimiento de la cultura valenciana, también se le denomina El Siglo de Oro Valenciano. Viene acompañado de un crecimiento demográfico que situaría a Valencia como la ciudad más poblada de la Corona de Aragón, con 75.000 habitantes a final de siglo, y tercera de España, tras Sevilla y Granada.
Se reactiva el comercio urbano a través de la creación de la Taula de canvis, una banca municipal de apoyo de las operaciones comerciales. Se erige la Lonja de la Seda y de los Mercaderes que se convierte en uno de los mercados más importantes del Mediterráneo al que acuden mercaderes de toda Europa principalmente por la venta de tejidos de seda.
El rey Alfonso el Magnánimo viaja a Valencia para casarse allí con María de Castilla (1401–1458) a la que nombrará gobernadora de la ciudad, hija de Enrique III de Castilla y hermana de Juan II de Castilla. El matrimonio se celebró en la catedral de Valencia el 12 de junio de 1415.
Se construyen algunos de los edificios más emblemáticos de la ciudad como las Torres de Serranos, La Lonja 1482, el Micalet (campanario de la Catedral de Valencia).
En pintura y escultura aparecen artistas como Damian Forment, Lluís Dalmau o Gronçal Peris. En literatura florece la producción escrita de la mano de los autores Joanot Martorell, Ausias March, Joan Roís de Corella o Isabel de Villena.
El mantenimiento de la política mediterránea y el apoyo económico prestado por los banqueros valencianos a la corona, en el descubrimiento de América, crea un problema de descapitalización y una tendencia en las clases acomodadas a vivir de rentas, dando como consecuencia un aumento de precios y un decaimiento del comercio, lo que degenera, aunque sin éxito, en una sublevación de los gremios (Germanías).
En 1502 se funda la Universidad de Valencia bajo el nombre de Estudi General.
En 1609 se promulgó el decreto de expulsión, la expulsión de los moriscos y judíos, y el cada vez más preponderante poder de la nobleza, provoca la ruina del país y la bancarrota de la Taula de Canvis en 1613.
Durante la llamada Sublevación de Cataluña (1640-1652), Valencia colabora a petición de Felipe IV en su causa con milicias y dinero, lo que provocará un período de escasez económica local, sumándose a esto también al temporal alojamiento en la ciudad de tropas de otras zonas.
Perdida de los fueros y nueva organización territorial
- Véase también:La Ilustración en España
Guerra de Sucesión
La Guerra de la Sucesión marca como en toda España el siglo XVII.
Durante la Guerra de Sucesión española Valencia fue ocupada por el bando austracista del Archiduque Carlos de Austriaprimeramente, y luego definitivamente por los ejercitos borbónicos.
pinceladas austracistas
Los austracistas retuvieron la ciudad durante 16 meses y derrotaron varios intentos de echarlos. Después de la victoria borbónica en la batalla de Almansa, 25 de abril 1707, el ejército inglés abandonó la comarca y la ciudad de Valencia y dejándola a su suerte.Joan Batista Basset fue el líder del ejercito austracista, él consiguió incitar al pueblo para que les apoyaran ofreciendo quitas de impuestos y distintas ventajas, todo ello, luego, fue ignorado por el Austria y Basset terminó en la cárcel.
El mito de la participación en la guerra
Por otro lado y, pese al mito difundido por algunas fuentes, el Reino de Valencia y en nuestro caso la ciudad, no entró en guerra por ninguno de los contendientes. Así vemos valencianos integrados en ambos bandos, pero el grueso del ejercito, las milicias y los gremios, no fueron llamados a filas, prueba de ello es el abundante material encontrado en la Cuidadela de Valencia, al entrar las tropas del rey Felipe V.
Pruebas de ello las encontramos en textos de la época, donde se da cuenta de la expulsión de maleantes llegados del frente en los días posteriores a la batalla, por parte de los gremios, la base de los ejercitos valencianos.
- El religioso Jose Manuel Miñana en «De bello rustico valentino», nos cuenta lo sucedido: «los ladrones catalanes y los soldados del ejercito disperso se habian refugiado en la ciudad (de Valencia), mezclados con la multitud, excitaban a los plebeyos en la sangre y el saqueo (… ) los gremios, para evitar el tumulto, ponen en seguida en ellas guardias, armados, de confianza en todas las calles, y reuniendo sin demora aquella hez de catalanes, que eran los que ixcitaban al pueblo, los arrojaron de la ciudad, cerraron las puertas y pusieron guardias; libre la ciudad de esa podredumbre…» ( Voltes Bou, P.: La Guerra de Sucesion en Valencia , p 71 . ).
O le parte de armas encontrado en la Ciudadela de Valencia
- «Cuando en 1707 se posesionó de la Ciudadela Felipe V, se hallaron 26 cañones de bronce, con picas, arcabuces y mosquetes suficientes para armas a diez mil hombres, mandando el rey que en la parte recayente a la ciudad, tal como reproduce el grabado de Tomás López Enguídanos, de 1809, se construyese un bastión que hacía esquina al huerto de Predicadores con su foso y torreón y una gran flor de lis por remate para su conveniente defensa y seguridad, destinándolo para ciudadela.»
Pinceladas borbonicas
Se puede ver también el caso de destacados borbónicos con cargos en el Reino y ciudad, como el «Jurat en Cap» y el secretario, dieron con sus huesos en la prisión de Pamplona por defender los intereses y derechos de los valencianos. Y por último destacar que los «Maulets», salieron en dirección a Barcelona dejando la ciudad a sus suerte en lugar de dar batalla desde una posisicón cómoda y bien guarnecida como era la capital del Reino.
Los saqueos se costataron en ambos bandos
Tras la victoria de las tropas de Felipe V, como castigo tomaron represalias contra la población, saqueando ciudades y poblaciones del Reino de Valencia, eliminando todos sus privilegios o fueros. Exactamente igual que antes habían hecho los austracistas en otras poblaciones como Morella,Sagunto,Finestrat,Segorbe, etc., que no les apoyaron, si bien Valencia, donde el ejercito austracista encontró las puertas abiertas y entró sin oposición, no sufrió como otros pueblos.
Capital de un Reino sin fueros
Destacar que el Reino de Valencia siguió plenamente vigente durante el XVIII, como institución y la ciudad su capital. Los decretos de nueva planta supusieron la perdida de privilegios y leyes, al igual que el Reino de Aragón, si bien Aragón los recuperaró en parte más adelante.
«Considerando haber perdido los Reinos de Aragón y Valencia, y todos sus habitadores, por la rebelión que cometieron, faltando enteramente al juramento de fidelidad que me hicieron como su lejitimo rey y Señor, todos los fueros, privilegios, exempciones y libertades que gozaban». Pero el decret continua dient: «He juzgado por combeniente así por esto, como por mi deseo de reducir todos mis Reinos de España a la uniformidad de unas mismas leyes, usos, costumbres y tribunales, gobernandose igualmente todos por las mismas leyes de Castilla…
Como se puede apreciar, se perdieron fueros y privilegios, no se eliminó el Reino.
Valencia fue una de las últimas ciudades de España que controló el ejercito francés, después del levantamiento popular de mayo, en Valencia cuando llegaron las noticias de lo sucedido en Madrid, la indignación popular fue en aumento y la chipa que desató la insurreción fue la famosa declaración de Vicent Domenech «El Palleter» declarando la guerra a Napoleón
En la Guerra de la Independencia española contra el ejército de Napoleón, más conocida como la guerra del francés. Los franceses atacaron la plaza de Valencia el 28 de junio de 1808. El Teniente Rafael Maroto, defendió la ciudad con las baterías de santa Catalina y de Torres de Cuarte que tenía a su cargo, destacar la acción del pueblo valenciano que liderado por una personaje anónimo apodado «el torero» y con un cañón de grueso calibre, fue capaz de rechazar al ejercito francés disparnado desde la puerta de Cuarte . Obligó a retirarse al enemigo en una hazaña bélica, por lo que fue reconocido posteriormente como benemérito a la patria y se le concedió un escudo de honor. La ciudad sin embargo terminará por caer en manos francesas tras un largo asedio, en 1812, situación que se prolongará hasta el final de la guerra en 1814.
En los años siguientes y como consecuencia de la legislación sostenida por la Constitución española de 1812, que ordenaba la formación de ayuntamientos en todas aquellas poblaciones que rebasaran el mínimo de vecinos estipulado por la ley, numerosas pedanías próximas al núcleo urbano de la ciudad de Valencia en situación legal confusa se constituyen en municipios (Ruzafa, el Grao, etc).
Entre 1850 y 1851 es alcalde de la ciudad Vicente Rodríguez de la Encina y Falcó de Belaochaga, director de la Casa de Beneficencia municipal, promotor del Banco de Valencia y director de la Sociedad Valenciana de Aguas Potables (fundada en 1846). En 1850 se termina la instalación de la red de agua potable.
Durante el reinado de Isabel II se instituye el Ducado de Valencia, asociado a un título nobiliario y sin mucha repercusión administrativa.
En 1860 el municipio cuenta con 140.416 habitantes. A partir de 1866 se derriban gran parte de las antiguas murallas árabes de la ciudad a fin de facilitar la expansión urbana de la misma.
Escudo del Cantón federal de Valencia, 1873
Durante la Revolución Cantonal de 1873, se articula en el Cantón Federal de Valencia (proclamado el 19 de julio y disuelto el 7 de agosto), al que se adhieren la mayoría de los municipios de las comarcas próximas.
El Ateneo Mercantil nace en el año 1879 para atender las necesidades culturales y de formación de los empleados del comercio.
En 1877 la ciudad alcanza la cifra de 145.782 habitantes. En 1882 empieza la distribución de luz eléctrica en algunas zonas de la ciudad, que posteriormente se irá generalizando. En 1887 el municipio llega a los 192.437 habitantes.
Entre 1870 y 1900 el municipio de Valencia empieza a anexionarse numerosos municipios inmediatos de su entorno, los más importantes serán el Ayuntamiento de Poble Nou de la Mar en 1897 (actuales Barrios Marítimos) y los municipios de Patraix, Orriols, Benicalap, Ruzafa, Benimaclet, Campanar, a los que se sumarán otros 15 núcleos urbanos de menor entidad. Como resultado de este gran crecimiento territorial y urbano y de la política de absorción de los municipios más cercanos, el municipio de Valencia llega a duplicar su población a final de siglo.
El Banco de Valencia se crea en 1900.
Durante este siglo se triplicó la población de la ciudad, pasando de 213.550 en 1901 a 233.348 en 1910, 320.195 en 1930 y llegando a 739.014 en 2000 y se convertiría en el centro de un área metropolitana de más de 1,5 millones, tercer área demográfica, industrial y económica de España.
El 20 de julio de 1917 el sector de lo ferroviarios de la CNT inicia una Huelga desde Valencia que se extiende rápidamente a otras ciudades, dando lugar a distintos enfrentamientos.
Se construye el mercado central y el de Colón, y en 1921 se terminan las obras de la estación de ferrocarril, denominada estación del Norte.
El censo de 1930 arroja una cifra por entonces de 320.195 habitantes.
La época moderna (Siglo XX)
El 20 de julio de 1936 durante el conflicto de la guerra civil, se convierte en el centro administrativo del Comité Ejecutivo Popular de Valencia, surgido espontáneamente en el contexto de la Revolución Española de 1936, una forma de gobierno regional integrado por las fuerzas de la coalición de partidos Frente Popular y los sindicatos CNT y UGT. El 23 de julio del mismo año el gobierno de Madrid decreta su desaparición sin conseguirla, siendo finalmente el día 31 del mismo mes, legalizado y regulado por la República. Pese a sus orígenes independientes, el 2 de noviembre aprobará un cambio en su programa de actuaciones, subordinándose al gobierno central, coincidiendo con la inminente llegada de la capitalidad estatal en noviembre de 1936, cuando se convierte en capital de la España republicana, hasta el final de la guerra.
También durante este mes de noviembre una milicia anarquista, la Columna de Hierro decide tomar brevemente Valencia, en protesta por la escasez de aprovisionamientos que le proporciona el Comité Ejecutivo Popular, produciéndose posteriormente enfrentamientos por las calles de la ciudad entre milicias libertarias y grupos comunistas, con un saldo de más de 30 muertos.
El CEP de Valencia se autodisuelve el 8 de enero de 1937.
Antonio Machado llega a Valencia con su familia. El poeta se adhiere en a la Alianza de Escritores Antifascistas y participando en el II Congreso Internacional en Valencia.
El gobierno de la República se traslada desde el 6 de noviembre de 1936 hasta el 30 de octubre de 1937 a la ciudad, estableciendo la residencia del gobierno en la cercana localidad de Náquera. También parte del patrimonio artístico nacional y muchas de las obras del museo del Prado son traídas a Valencia, instalándolas provisionalmente como refugio en las Torres de Serranos y el Real Colegio del Corpus Christi.
La ciudad sufrirá numerosos bombardeos aéreos de la aviación fascista hasta el 30 de marzo de 1939, momento en el que consiguen tomar la ciudad.
En 1957, la Gran riada de Valencia tuvo graves consecuencias económicas para la ciudad y su huerta y obligó a desviar el cauce del Turia para prevenir futuras inundaciones, lo cual dotó a la urbe de un gran espacio verde central en el antiguo cauce. Posteriormente y ya en la etapa siguiente se constituirá el proyecto actual.
Fernando Martínez Castellano fue el primer alcalde de Valencia al inicio de la etapa democrática.
En 1979 Ricard Pérez Casado, es investido como alcalde de la ciudad , desarrolla el primer Plan General de Ordenación Urbana, inicia las obras del parque del viejo cauce y construye el Palau de la Música. En los años 80 comenzó la construcción del Metro de Valencia del que hay cuatro líneas y continúa todavía en expansión.
Durante el golpe que tuvo lugar el 23 de febrero de 1981 el capitán general Milans del Bosch toma la ciudad de Valencia con la compañía de carros de combate perteneciente al batallón de infantería Vizcaya 21 con base en Bétera.
Posteriormente la ciudad pasará a ser la capital administrativa de la Comunidad Autónoma Valenciana, constituida formalmente en 1982.
Notas
La VALENCIA MÁGICA (I)
Desde una concepción filosófica de la vida, la magia es algo que impregna constantemente nuestra existencia. Esa actitud llevada a la práctica permite al ser humano ver en cada cosa, en cada lugar, un aspecto mágico que podría pasar desapercibido cuando nos acostumbramos a verlo todo de un modo profano.En este caso, hablar de la Valencia mágica nos llevará a recordar algunas de sus tradiciones, acontecimientos y hechos que llevan, indudablemente, el sello de lo prodigioso, lo mistérico o simplemente lo legendario, pues de todo encontramos en la historia de esta tierra.Valencia vive a orillas de un mar tranquilo y sosegado, sensación que transmite al espíritu del valenciano. Un mar que nos trae en su brisa mensajera un agradable olor a yodo y sal, pero también el olor de la Historia, de la tradición, de la cultura, de antiguas civilizaciones que lo surcaron con sus barcos y que no dudaron en asentarse en tan bellos y fecundos parajes.
Un mar amenazado hoy, como tantas otras cosas, por la ignorancia y la barbarie del hombre de este siglo **; un mar que antaño era orgullo y señal de hermandad entre muy distintos pueblos alejados físicamente por miles de kilómetros; por ello se le llamó el Mare Nostrum, «nuestro mar». Jamás el nombre de un mar fue tan sencillo y a la vez cargado de un sentido tan fraternal.Este mar sirvió, como si de un gigantesco puente de agua se tratase, para unir civilizaciones a lo largo de muchos siglos. Antes de que las potentes naves del Imperio Romano surcaran sus aguas, lo hicieron los griegos, y anteriormente los fenicios, experimentados navegantes.Los primeros pobladores conocidos de estas tierras fueron los iberos, en concreto los llamados edetanos que, indómitos y toscos, independientes y guerreando entre sí, fueron encontrados por los industriosos fenicios que llegaron a nuestras costas hace unos 3500 años, si bien nos resulta difícil determinar las poblaciones a las que dieron origen.Más conocidas y famosas fueron las fundaciones griegas que, mucho tiempo después (800 años aproximadamente), encontramos en nuestro litoral. Una de ellas, enclavada en el cabo geográfico que separa los dos golfos levantinos, fue denominada Artemisión, en honor a la Diosa Artemisa (la Luna, lo femenino), cuyo culto introdujeron en nuestra península. Los romanos, que llamaban a esta Diosa Diana, denominaron a dicho lugar Dianium, y de ahí su actual nombre de Denia, donde todavía podemos ver los antiquísimos restos de esta formidable atalaya.
También fueron solar estas tierras de ciudades llamadas a hacer Historia, tanto dentro como fuera de nuestra península. Cuentan historiadores y poetas que Hércules, al atravesar lo que hoy llamamos España, perdió en ella a su compañero Zacynto, y que en el lugar donde le dio sepultura consagró una ciudad, la cual tomó su nombre; esa ciudad era Sagunto. Pero hubo un Hércules egipcio, uno fenicio y otro griego, ¿cuál de estos pueblos, representado por el famoso semidiós, construyó las murallas de Sagunto? Hoy es opinión general entre los arqueólogos que su primitiva fundación se remonta a tiempos pre-históricos o, por lo menos, a aquellos remo-tísimos y oscuros en los que muchos pueblos co-nocidos levantaban construcciones ciclópeas o pelásgicas, de las que aún quedan restos en Sagunto.Algunos creen que la ciudad toma su nombre de navegantes y mercaderes griegos provenientes de la isla de Zacyntio. Según Tito Livio, gentes del Lacio vinieron a poblar la ciudad. De ser así, las estirpes más ilustres de la Antigüedad infundieron su genio y su cultura en aquella vetusta ciudad que, asentada a orillas del mar, acogía en su seno las naves extranjeras, mirando alegre al sol de levante, como buscando en sus primeros rayos la luz de la civilización que resplandeció en Egipto y Fenicia primero, en Grecia y Roma después.Fue esta última la que levantó el teatro que hoy despierta tantas controversias por su reconstrucción, teatro que nos encandila en las noches mediterráneas con su mágica belleza y nos evoca otros tiempos en los que trataba de enseñar profundas verdades a los hombres.En el inicio de las guerras púnicas, Aníbal cerca la ciudad, y tras una heroica defensa, ésta es destruida. Después del sitio de Troya no hubo otro más nombrado en la Antigüedad que el de Sagunto. Tito Livio cinceló sus hazañas en el bronce de la Historia, inmortalizándolas para que sirvieran de eterno ejemplo de lealtad y constancia.Fue este mismo historiador el que hizo aparecer Valencia en la Historia por primera vez, cuando menciona que corría el año 615 de la fundación de Roma (138 a.C.), y siendo cónsul en Hispania Junio Bruto, éste otorga a los que lucharon «bajo Viriato» las tierras cuyo nombre era Valencia. Esas dos palabras entrecomilladas hicieron correr ríos de tinta en dos direcciones bien distintas: unos pedían un origen lusitano o ibero para nuestra ciudad, otros defendían un origen romano.La Historia parece haber dado la razón a estos últimos, pues los más recientes descubrimientos arqueológicos practicados en la ciudad nos hablan del desenterramiento de las termas más antiguas de nuestra península (cerca de 100 años a.C.). Por los apellidos encontrados en distintas inscripciones sabemos, incluso, que los romanos que fundaron la ciudad provenían mayormente de Nápoles y Pompeya.
S obre el origen del nombre de la ciudad circulan distintas leyendas y versiones. Unos aseguran que Romo, vigésimo rey de Iberia, fundó la ciudad a la que se denominó Roma. Y entonces sucedió algo muy curioso. Cuenta la Historia que cuando los hombres que habían partido de Troya junto con Eneas, huyendo de la matanza y la destrucción, llegan al Monte Palatino, encuentran una ciudad que los latinos llamaban Valentia. Los troyanos traducen este vocablo a su idioma como sinónimo de fuerza y de valor y llaman a la ciudad Roma. Más de seis siglos después, unos romanos llegan a una ciudad a la que algunos llamaban Roma; ellos traducen este vocablo a su lengua y la llamarán Valentia, nuestra Valencia, quedando de este modo tan curioso unidas por su nombre y origen ambas ciudades.
Los romanos levantaron sus centros mágicos en lo que hoy se considera el centro histórico de la ciudad. Los templos a Diana y a Esculapio ocupaban lugares preferentes. Dichos lugares servirán para el posterior asiento de la Mezquita en época musulmana; los cristianos levantarán su Basílica a la Virgen sobre el Templo de Diana, la Diosa Virgen de los romanos, asociada con la Luna y los Misterios Femeninos; sobre el Templo de Esculapio se alzará la Catedral.
Así nació a la Historia Valencia, que tras el derrumbe del mundo romano y de un corto período visigótico, fue poblada por los cultos y laboriosos musulmanes que, en una época de gran esplendor, convirtieron la ciudad en uno de los más bellos jardines de su tiempo. Perfeccionaron los canales de riego y crearon un tribunal de corte oriental que todavía funciona después de más de mil años de existencia: el Tribunal de las Aguas, cuyos juicios son orales y sus sentencias reconocidas como legales, recordándonos esa época de oro donde la palabra de un hombre era suficiente.
Aparte del arroz, que ha hecho tan famosa a Valencia, los pueblos árabes traen sus grandes conocimientos de Medicina, Astrología, Alquimia, Matemáticas y los secretos que conseguían en nuestra cerámica los reflejos metálicos que luego se perdieron, hasta que recientemente parece ser que se ha vuelto a encontrar la fórmula que los producía.
Llamaron Al-Buhera a un gran lago de 14.000 hectáreas de superficie que hoy han quedado reducidas a 400. De ahí el nombre de Albufera que significa, justamente, lago. Y los Jardines de Ruzafa eran uno de los lugares más deliciosos de España.